Netflix ha acordado la adquisición de Warner Bros Discovery por 72.000 millones de dólares, un movimiento que crea un coloso del entretenimiento con un poder de mercado sin precedentes y que probablemente enfrentará un feroz escrutinio antimonopolio en Estados Unidos y Europa.
Un «monstruo» del entretenimiento
La fusión une al líder global del streaming -con 269 millones de suscriptores- con uno de los estudios más emblemáticos de Hollywood, propietario de franquicias como «Harry Potter», «Game of Thrones» y el universo de superhéroes de DC Comics (Batman, Superman). La nueva entidad controlará además el servicio HBO Max con sus 130 millones de suscriptores.
Este «monstruo casi monopólico» concentrará un catálogo sin igual: desde el contenido original que revolucionó Netflix («Stranger Things», «Bridgerton») hasta el legado centenario de Warner, pasando por la maestría narrativa de HBO. Como señaló Ted Sarandos, CEO de Netflix: «El objetivo era convertirse en HBO más rápido de lo que HBO podía convertirse en nosotros». Ahora, literalmente, lo será.
Reacciones alarmadas y escrutinio garantizado
La noticia ha generado preocupación inmediata por la reducción de competencia:
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Cinema United, la asociación mundial de exhibiciones, califica el acuerdo como una «amenaza sin precedentes» para las salas de cine globales.
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Jason Kilar, exCEO de WarnerMedia: «No puedo pensar en una forma más efectiva de reducir la competencia en Hollywood que vender WBD a Netflix».
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Tom Harrington de Enders Analysis advierte: «Habrá resistencia por parte de sectores de Hollywood y varios sindicatos».
El escrutinio regulatorio será intenso. Netflix, consciente de esto, ha ofrecido una cláusula de ruptura de 5.800 millones de dólares -una de las más altas en la historia de fusiones-, demostrando su convicción de que superará los obstáculos legales. «Nadie incendia 6.000 millones de dólares sin esa convicción», señaló una fuente cercana al acuerdo.
Estrategia detrás del mega-acuerdo
La compra responde a necesidades estratégicas clave para Netflix:
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Asegurar derechos a largo plazo de contenido exitoso, reduciendo dependencia de estudios externos
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Profundizar su apuesta por videojuegos, aprovechando éxitos de Warner como «Hogwarts Legacy» (más de 1.000 millones en ingresos)
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Revitalizar su crecimiento, ante acciones que solo subieron 16% este año tras un 80% en 2024
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Acceder a capacidades de distribución cinematográfica que siempre le faltaron
Un panorama transformado
El acuerdo redibuja el mapa del entretenimiento global, dejando a Disney como principal rival y marginando a otros competidores como Paramount -que hizo una oferta superior (30 dólares por acción) pero fue descartada por preocupaciones sobre su financiación.
Netflix promete mantener el estreno de películas de Warner en cines, buscando calmar temores sobre el futuro del cine teatral. Pero la realidad es que nace una entidad con un poder de negociación, creación de contenido y fijación de precios que podría alterar fundamentalmente cómo consumimos entretenimiento.
La era de la consolidación extrema ha llegado, y con ella, preguntas urgentes sobre competencia, diversidad creativa y elección del consumidor en la economía del streaming.
