Una confesión que estremece al sistema judicial tucumano. Samira Rabi, de 21 años, rompió una década de silencio para declarar que su testimonio de infancia -que llevó a su padre a la cárcel por 13 años- fue completamente falso. «Me obligaron a mentir. Mi papá no abusó de mí», afirmó la joven en un video que recorre las redes sociales, donde pide justicia para Fabián Rabi, quien cumple condena desde 2017 en la Brigada de Tucumán Capital.
La historia se remonta a 2015, cuando Samira, con apenas 11 años, declaró en Cámara Gesell que su padre había abusado sexualmente de ella. Ese testimonio, obtenido bajo presión según ahora revela, se convirtió en la prueba clave que determinó la condena. «Durante mi infancia sufrí violencia física, verbal y psicológica ejercida por mi madre. Antes de la declaración me instruyeron para relatar hechos contra mi padre, que lo mencionara por nombre y que no dudara», relató Samira en diálogo con Crónica.
El día de aquella declaración crucial, la niña llegó a la Cámara Gesell con moretones y golpes ocultos bajo una campera, según cuenta. «Me agarraba de los pelos, me pegaba con un palo de escoba, me tiraba vasos o cuchillos. Ese era el castigo si no decía lo que ella quería», describió sobre el trato que recibía de su madre. Ninguno de los profesionales que participaron en aquella audiencia percibió las señales de maltrato que hoy Samira asegura eran evidentes.
La vida de la joven dio un giro crucial a los 15 años, cuando presentó una denuncia formal contra su madre mostrando lesiones que atribuyó a años de maltrato. Su tía materna intervino en ese momento, reconectándola con la familia paterna que había perdido contacto con ella durante el proceso judicial. «Pensé que la familia de mi papá me iba a odiar, pero me cuidaron y me ayudaron a sanar», confesó Samira. En 2022, la Justicia le otorgó la tenencia a su abuela paterna tras evaluar su situación.
Actualmente, Samira enfrenta las consecuencias psicológicas de lo ocurrido y realiza tratamiento profesional. «La causa judicial me impide cerrar una etapa de mi vida», expresó. La joven, que había comenzado a estudiar Derecho, debió suspender su carrera para dedicarse por completo a la lucha por la libertad de su padre.
La familia prepara ahora una presentación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que revise el caso. «Intentamos de todo, nunca nos escucharon. Nos dicen que sólo la Cámara Penal de Buenos Aires puede revisar el caso», explicó Samira. Mientras tanto, Fabián Rabi permanece detenido en la Brigada de Tucumán Capital, donde según su familia no ha sido trasladado a otro penal por falta de cupos. La esperanza ahora reside en que la verdad que Samira ocultó durante una década pueda finalmente liberar a un hombre que lleva ocho años pagando por un crimen que, según su hija, nunca cometió.
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