La periodista tucumana que triunfa en la gran ciudad habló de sus primeros años “en una familia de clase media baja”

En el ciclo de charlas que presenta Infobae con figuras relevantes entrevistaron a la periodista tucumana Cristina Pérez. Frente a ella se encontraban muchos estudiantes de diferentes carreras. Cristina contó su historia personal, respondió preguntas, habló de fracasos, éxitos, oportunidades y elecciones.

Se remontó a su infancia: “Cuando yo tenía 7, 8 años, me sentaba frente a un espejo con un cepillo de peinar el pelo, de esos de hacer brushing, y jugaba que era un micrófono de radio o televisión”. Y segudo detalla: “El espejo era oval, como de hierro, así muy sencillo, porque mi familia era clase media baja, a veces cayéndose, como la clase media en Argentina que siempre está ahí oscilando, haciendo equilibrio, intentando un poquito más, a veces pudiendo hacerlo y a veces no”.

Además, Pérez comentó que en su Tucumán natal solo había un noticiero al aire a cargo de Silvia Rolandi. “Yo era una chica rara. O sea, era la que en la casa dicen: ‘¡Se encierra a leer, qué vamos a hacer con esta chica! No quiere ir a jugar, se encierra con unos libros’. Yo me encerraba a leer, sí”.

Allí, Cristina recordó sus comienzos. A los 14 años inició su carrera en la comunicación, trabajando específicamente en radio, aquí en Tucumán los sábados y domingos a partir de las 6 h, por lo cual en su adolescencia no supo lo que era salir a bailar con amigas. Como no había carrera ni de periodismo ni de locución, eligió estudiar Historia.

Sobre cómo llegó la oportunidad de trabajar en Buenos Aires comentó: «Estando en la radio le hice una nota a Romay una vez que vino a Tucumán. Y a él le gustó mi voz, porque era locutor y le encantó mi voz. Y me dijo: ‘Nena, por qué no te venís al hotel donde estoy y te hago una prueba, ¿te gustaría que te haga una prueba para mi canal?’». Ella no tardé ni un suspiro en decirle sí.

Más adelante aclaró: «Con esto no estoy hablando bien de mí, estoy diciendo que aún en situaciones adversas uno puede, que no necesitás nacer en una familia aristocrática que te manda a un colegio de doble turno bilingüe para ser alguien, que lo podés hacer».

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