Desde hace tres meses que distintas agrupaciones medioambientales se expresaron en contra de la instalación de granjas de China para la producción de cerdos en la Argentina. Al parecer, se logró una victoria desde este sector ya que la Cancillería informo que las negociaciones, iniciadas en julio, se postergarían.
En la notificación oficial, expresaron: “Hemos incorporado especialmente al Memorándum de Entendimiento con China un artículo donde se asegura el respeto de las leyes de protección ambiental, los recursos naturales y la bioseguridad. Por eso, su firma se atrasará hasta noviembre”.
Por otra parte, el canciller Felipe Solá, viajara en los primeros días de noviembre a la Feria Internacional Import Exposition, desarrollada del 5 al 10 de noviembre en Shangai, junto a una delegación de empresarios.
El plan es encontrarse con el ministro de Comercio chino, Zhong Shan, para decidir si se cierra o no el proyecto conjunto de inversiones con capitales privados, de producir carne de cerdo en Argentina. Esto incluye una inversión de 3.500 millones de dólares en tres años para instalar 25 macro granjas con 12.500 madres reproductoras cada una.
Los primeros anuncios de este negocio, explicaban que Argentina produciría 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad, para asegurar abastecimiento exclusivo a China, aunque la cifra podría aumentar hasta 14 veces más. Este último dato fue lo que causó revuelo entre las agrupaciones ambientalistas y en defensa de los derechos animales, ya que se entendía que era imposible alcanzar ese volumen sin generar un colapso ambiental.
Luego, desde la Cancillería, informaron que esto era un error ya que “las 900 mil toneladas eran en cuatro años, y en un proceso prudente, supervisando las buenas prácticas e incorporando tecnología de punta para reducir el impacto medioambiental”.
Por otra parte, las protestas de las organizaciones ecologistas, activistas, antiespecistas y de diferentes grupos sociales, empezaron a utilizar las redes para difundir la problemática con el hashtag #BastaDeFalsasSoluciones y #NoAlAcuerdoConChina que se viralizaron rápidamente como repudio ante la medida.

“No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China, ni en una fábrica de nuevas pandemias” es uno de los mensajes que se comparte. A este, se sumaron figuras reconocidas como Liz Solari, Oriana Sabatini, Nicole Neumman, Marcela Kloosterboer, Guillermina Valdez, Pablo Granados, entres otros.
Según los datos emitidos por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), China es el mayor productor y consumidor de carne de cerdo del mundo, con un consumo de 55 millones de toneladas por año. Ante esto, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de la República Popular China informó en abril que bajó a unos 39 millones de toneladas por el COVID-19 y la Peste Porcina Africana (PPA).
Desde la Cancillería, aclararon que el acuerdo se enmarca dentro de las normas medioambientales correspondientes, y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, plantea que en el país existen las condiciones para realizar este tipo de emprendimiento.
“La Argentina tiene el estándar más alto del mundo en cuestión de sanidad animal; somos libres de enfermedades gracias al SENASA que regula y controla. Lo mismo ocurre con respecto al agua: se puede limitar cualquier posibilidad de contaminación. Comprendo a los ambientalistas, pero hay que formar un discurso sustentable en términos científicos, tecnológicos, sociales y de empleo: hay muchas variables a tener en cuenta” explico Neme.
Aunque, por otra parte, Malena Blanco, cofundadora del movimiento ambientalista VOICOT, declaró: “Los que creen que en España o Dinamarca se vive bien junto a estas fábricas, les pido que vayan a vivir al lado; el olor y el ruido es insoportable. En verano las casas usan ventiladores de manera permanente para alejar la podredumbre. Ni hablar de la contaminación de las napas de agua con los orines y heces de los animales y del sufrimiento y muerte al que son sometidos”.
Los datos que se reportaron en otros países, que no poseen la sustentabilidad para este desarrollo, afectan sobre todo a las poblaciones rurales que deben convivir con la contaminación ambiental que genera esta producción, causándoles incluso, enfermedades mortales.
Por el momento, solo queda esperar a las decisiones que se tomaran cuando Solá realice el viaje y ejecute los asuntos, a pesar de que esto podría tener un fuerte impacto ambiental en todo el país.