Por Martín Javier Augier
Producida la Revolución de Mayo, todo aquel que no comulgaba con la misma resultaba traidor o conspirador contra la patria, mucho peor si se encontraban pruebas de conspiración, en Buenos Aires eran lo más dogmáticos, vehementes de ese entonces.
Un interesante documento que se encuentra en el Archivo Histórico de Tucumán, entre muchos otros, nos relata la terrible muerte que sufrieron en el cadalso un grupo de conspiradores, entre ellos un fraile, quién encontró la muerte en el patíbulo, convirtiéndose en un ejemplificador castigo y espectáculo en la plaza, que hoy conocemos como Plaza de Mayo.
13 de Julio de 1812.
«La adjunta Gaceta instruirá a V. S de la conspiración que tramaban los Españoles Europeos en esta capital contra el Pueblo Americano, de su descubrimiento, y el castigo de los principales autores en este inhumano, bárbaro y enredado proyecto. Ya han perecido diez en el Patíbulo, y entre ellos el traidor Fray José de las Armas, después de haber confesado circunstancialmente la conspiración contra la Patria, y el pasadizo de algunas armas que tenían ocultas y existen ya en nuestro poder. El pueblo ilustre de Buenos Aires ha manifestado hasta en el acto ejecución de estos pérfidos sanguinarios su moderación y respeto a las autoridades, sin dignidad, entusiasmo y un regocijo y placer que no pueden elogiarse actualmente ya está establecido el sosiego y más asegurada el estado a pesar de la rabia furiosa que devora a estos malvados que abrogo tan generosamente dentro Pero como pudiera que estos asesinos hubieran sin convicciones con sus compañeros el interior espera el gobierno el patriotismo el VS. Redoblara su celo y vigilancia observando la conducta de los sospechosos, fomentando el espíritu público y protegiendo a los buenos españoles que con actos públicos y positivos han manifestado una decidida adhesión a la causa de la libertad al Pueblo Americano. Rúbricas: Feliciano Antonio Chiclana, Juan Martín Pueyrredón, Nicolás de Herrera»
