El sector textil argentino enfrenta una presión sin precedentes debido al crecimiento exponencial de las compras de ropa realizadas fuera del país. Este fenómeno se ha intensificado por la combinación de una histórica ventaja de precios en mercados limítrofes como Chile, la apertura comercial reciente y la masificación de plataformas de comercio electrónico de origen asiático.
La Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) presentó datos preocupantes: en los primeros diez meses del año, el gasto de los argentinos en productos textiles importados alcanzó un total de 3.766 millones de dólares, estableciendo un máximo histórico. Esta cifra supera en un 17% el récord previo de 2017, aventaja a las exportaciones del complejo bovino de carnes y cueros (3.100 millones de dólares) y equivale a casi la mitad de lo exportado por la industria automotriz (7.954 millones de dólares).
El monto total se desglosa en dos categorías principales:
-
Adquisiciones físicas en el exterior: Este rubro, el de mayor volumen, representó 3.072 millones de dólares entre enero y octubre. Registró un aumento del 87% interanual, impulsado notablemente por los viajes de compras a países como Chile, donde la brecha de precios y un tipo de cambio estable fueron factores determinantes, sobre todo en el primer semestre.
-
Compras digitales (Shein y Temu): Actualmente, esta es la fuente de mayor alarma para la producción local. Las transacciones a través de estas gigantescas plataformas online sumaron 694 millones de dólares, lo que implica un incremento extraordinario del 292% en el período analizado y del 32% frente al año anterior.
Estas operaciones por internet ya explican el 22,6% del total de las compras externas de indumentaria, y la curva continúa en ascenso. Al respecto, Claudio Drescher, titular de la CIAI, expresó su preocupación: «Aumenta mes tras mes y, con las condiciones actuales, es imparable. Sin duda, su participación seguirá creciendo de manera significativa a menos que se modifiquen las reglas de juego.»
Si bien el ritmo de crecimiento fue marcado al comienzo del año –con un flujo de turistas argentinos hacia Chile que se cuadruplicó hasta mediados de 2025–, la tendencia empezó a perder fuerza en el segundo semestre.
Desde julio y agosto se observa una ralentización en la cantidad de visitantes argentinos a Chile, atribuida al incremento del valor del dólar en Argentina y al ya mencionado auge de las compras online desde China. Se proyecta que el último trimestre del año cerrará con una cifra de turistas argentinos menor a la del mismo período de 2024, una realidad que el comercio minorista chileno ya está notando en sus niveles de venta.