Mientras Tucumán registra una pobreza infantil del 53.5% y casos graves de bullying escolar requieren atención urgente, la organización de un encuentro global sobre infancias trans genera cuestionamientos sobre la jerarquización de las necesidades sociales reales de la provincia.
Los datos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA revelan que, aunque hubo una mejora en los indicadores, más de la mitad de los niños tucumanos vive en situación de pobreza. La advertencia de los investigadores es clara: sin políticas que fortalezcan los ingresos familiares y el empleo de calidad, esta mejoría será insuficiente y temporal.
La cruda realidad escolar
La situación en las escuelas tucumanas evidencia una crisis de infraestructura y contención. Casos como el de un niño agredido físicamente por sus compañeros que terminó internado, o el de una niña de 9 años que intentó quitarse la vida debido al acoso de compañeras y una profesora, exponen la falta de protocolos efectivos contra el bullying y la carencia de equipos de psicología escolar capacitados.
Padres y docentes consultados coinciden en que las escuelas carecen de recursos básicos: desde edificios en condiciones hasta programas serios de prevención de violencia. «Mis hijos van a una escuela donde llueve adentro y no hay psicólogos para atender los problemas entre alumnos», relata María López, madre de tres estudiantes.
Evento trans: ¿Inversión o distracción?
Frente a estas urgencias, la organización del «1° Encuentro Global de Infancias Trans» en el lujoso Hotel Catalinas genera controversia. El evento, aunque gratuito, implica costos de organización, logística y hospedaje para expositores internacionales que muchos consideran podría destinarse a necesidades más apremiantes.
¿Cómo explicamos, como sociedad, que prioricemos traer expositores internacionales –con todos los costos que implica– mientras nuestros niños comen mal o directamente pasan hambre en comedores escolares con recursos insuficientes?¿Cómo justificamos invertir en eventos temáticos –por más loables que sean– cuando las aulas se caen a pedazos, no hay dinero para arreglar baños, techos o comprar calefactores, y los docentes deben poner de su bolsillo hasta la tiza?¿Dónde está la inversión real en prevención cuando el bullying destroza la vida de nuestros hijos? ¿Dónde están los psicólogos en las escuelas, los protocolos serios, la capacitación docente para detectar y actuar a tiempo? Mientras se organizan congresos, niños y niñas son agredidos física y psicológicamente hasta el punto de terminar internados o, peor aún, de intentar quitarse la vida.
Falta de políticas integrales
Los especialistas señalan que el verdadero problema radica en la falta de una política integral de infancia. La pobreza, el bullying y la disforia de género requieren atención, pero deben priorizarse según la magnitud y urgencia de cada problemática.
«Atender las infancias trans es importante, pero no puede ser la prioridad cuando tenemos niños que abandonan la escuela por trabajar o que sufren violencia diaria», explica la trabajadora social Carla Martínez. «El Estado debería enfocarse primero en resolver las emergencias sociales básicas».
Mientras tanto, las familias tucumanas esperan que las autoridades destinen recursos donde más se necesitan: en combatir la pobreza que afecta a sus hijos y en garantizar que las escuelas sean espacios seguros y contenidos para todos los niños, sin excepción.