Miles de estudiantes del interior tucumano continúan sin acceso a internet desde el inicio de la pandemia de Coronavirus. Y, supuestamente, el que venía a resolver ese problema, Ramiro Rearte, lo había puesto entre sus prioridades.
El delegado nacional del ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones) con asiento en Tucumán, continúa sin rendir cuentas sobre su gestión y, hasta ahora, solo llevó conectividad a un sitio de su interés, de su exclusiva militancia kirchnerista: la Escuelita de Famaillá.
Mientras tanto, Rearte conduce no uno, sino tres programas de televisión y dedica la mayor parte de su tiempo en horario laboral opinando sobre cuestiones nacionales, retuiteando frases motivacionales, noticias de deporte y chicas; y también enviando chicanas a quienes no forman parte de su espacio, como es el caso del vicegobernador Osvaldo Jaldo.
Ramiro Rearte, una vez conocida la decisión de Jaldo de renunciar a su candidatura a diputado, no tardó en escribir al respecto valiéndose de un recorte de La Gaceta al que acompañó con una frase irónica: “Hagamos la revolución, pero vayan yendo”, escribió en forma burlesca.
Una actitud indecorosa, indigna de alguien que ocupa un puesto clave en el Gobierno nacional y que debería enfocar todas sus energías en llevar internet a los chicos que más lo necesitan.