Pocos medios habían marcado la diferencia entre los votos conseguidos por el Frente de Todos, con las dos listas, y el exiguo porcentaje conseguido por la lista que impulsaba (e integraba como suplente) el gobernador Juan Manzur.
Ahora, antes de las elecciones legislativas nacionales, un baldazo de agua fría cayó en la cabeza del mandatario tucumano. El oficialismo ya no es todo el Frente de Todos. Ha quedado limitado al erosionado manzurismo, que aún debe gobernar por dos años con una legislatura enemiga y un «líder» sin la posibilidad de ser reelecto.
Con enérgicas críticas al mandatario, Osvaldo Jaldo, vicegobernador y presidente de la Legislatura, renunció ayer a su candidatura como diputado nacional. Es decir, se queda en Tucumán para luchar por ser gobernador.
En el texto difundido al anunciar su renuncia, advirtió que la mayoría de los tucumanos votaron contra el gobierno «por los problemas de inseguridad, pobreza, desempleo y falta de oportunidades para los jóvenes». Remarcó que, por todos esos problemas, «el 70% de la población de nuestra provincia votó contra el gobierno».
La lista de Manzur obtuvo el 29% de los votos en las elecciones PASO, en tanto que el jaldismo consiguió 20% y los candidatos de Juntos por el Cambio sumaron 35%. Jaldo indicó que «nuestro espacio político, Todos por Tucumán, decidió presentar las renuncias de mi candidatura como diputado nacional y la de Roque Tobías Álvarez, quedando así como representante de nuestro espacio Agustín Fernández».
El triste papel de Manzur
Horas antes de la renuncia de Jaldo, el propio Manzur había asegurado que avanzaban hacia la unidad del peronismo tucumano, además de haber considerado propios los votos conseguidos por la lista de su vicegobernador. Una interpretación absolutamente incorrecta según la mirada del Presidente de la Legislatura.
“Felizmente, la gran mayoría de los tucumanos nos dio su voto de confianza”, sostuvo el gobernador. Luego agregó: “ahora hay que redoblar los esfuerzos para construir futuro. Las elecciones terminaron ayer, y hoy todo nuestro equipo está visitando las ciudades del interior para que nuestra gente esté mejor”.
Pero lo más triste fue la insólita revelación, sin aparente sustento, de presuntos contactos hacia la unidad. “Ya la interna terminó, en el peronismo se gana y se gana por un voto. Yo no tengo dudas, ya hay mensajes e intercambios”, dijo Manzur.
Las batallas inminentes
En la previa a los comicios, Jaldo había exhortado de manera pública a los ministros Juan Pablo Lichtmajer (Educación) y Claudio Maley (Seguridad) a presentar sus respectivas renuncias.
En mayo pasado, el ministro de Educación fue interpelado en el recinto debido a presuntas irregularidades en su gestión. Su informe fue rechazado por el jaldismo. En paralelo, la comisión de Juicio Político le corrió traslado por una veintena de planteos en su contra por parte de distintos gremios.
El espacio del vicegobernador cuenta con los votos necesarios en este comité para avanzar con un posible trámite de remoción de Lichtmajer. El jaldismo debe elegir entre promover la destitución del ministro de Educación o «dejar caer» los planteos efectuados por dirigentes gremiales. Es decir, salvo un milagro, el ministro quedará fuera del gabinete en los próximos días.
Un panorama similar afronta Maley. En la previa a las elecciones nacionales, se manejaba la versión de que se iba a formalizar un pedido de destitución contra el ministro de Seguridad ante la comisión de Juicio Político. Si bien este trámite está mucho menos avanzado que el de Lichtmajer, de confirmarse el proceso también estará sujeto a los tiempos procesales fijados por la normativa vigente.
El próximo gobernador
Por último está el tema que generó la primera ruptura en el peronismo tucumano y ahora la renuncia a la lista del oficialismo. ¿Quién será el candidato del Frente de Todos para las próximas elecciones de gobernador en Tucumán? Jaldo apostó todo a que será él.
Si en la voluntad de Manzur existiera la posibilidad de ungirlo sucesor, nada de esto hubiera sucedido.
Nadie duda que Pablo Yedlin es el favorito de Manzur. Si pudiera, ya habría lanzado su candidatura. El diputado nacional es un viejo amigo del gobernador. En Tafí Viejo aún permanece mudo, fiel pero también agazapado, Javier Noguera, quien ha optado por el apoyo al mandatario para conservar sus chances.
Pero ahora es tiempo de reformular todo tipo de estrategias y posibles análisis sobre el futuro gobernador de Tucumán. Con una oposición envalentonada por una interna saludable que los acomodó y también los unió, ahora se suma un tercer escenario posible: un peronismo dividido en las elecciones de 2023. Todo puede pasar.
Lo único seguro es que el gran perjudicado ha sido Juan Manzur.