Sin vergüenza: precandidatos tucumanos del peronismo usan al Gobierno para sus campañas

Sin un ápice de vergüenza. Sin límites. Carentes de toda ética. Así se muestran los precandidatos del peronismo –de los tres tipos que existen en Tucumán-, que por estas horas dedican su tiempo a la campaña. Para ello se valen de los recursos de los Estados provincial y municipales, a través de los cuales se muestran y promocionan sin poner un peso de sus bolsillos, sino que usando la del resto, como de costumbre.

Estas últimas semanas, dos hechos generaron polémica, y ambos fueron protagonizados por precandidatos del peronismo manzurista albertista no demasiado kirchnerista cristinista por las dudas el albertismo no pueda continuar dos años más. Un encuentro en una de las sedes del Ente Regulador de los Servicios Públicos de Tucumán (ERSEPT) y una presentación en el 5° Congreso de Educación en el teatro Mercedes Sosa.

El primero de los eventos se trató de un operativo del ERSEPT en el que dispuso un móvil de atención para vecinos de barrio San Cayetano. Allí asistió el gobernador Juan Manzur acompañado por el diputado nacional y precandidato a senador, Pablo Yedlin, quien hizo uso del micrófono y hasta puso vacunas a los vecinos asistentes.

La segunda vez, en el teatro Mercedes Sosa, los locutores presentaron a Yedlin y le brindaron el micrófono para que dedique unas palabras a los participantes del Congreso de Educación, algo un tanto irrelevante teniendo en cuenta la especialidad del invitado de honor.

Otro de los que no tiene vergüenza alguna de usar recursos del Estado para sus fines políticos es el intendente de Capital, Germán Alfaro, y su esposa, la diputada y ex periodista Beatriz Ávila. No son pocas las veces que el jefe municipal envía a su concubina en su representación para relevamiento de obras o inauguraciones. El peronismo aspiracional de derecha nostálgica no albertista nuncamacrista y antikirchnerista hasta que se demuestre lo contrario no dista en sus formas de sus contendores, a quienes se acercó suavemente cuando la ruptura del peronismo más peronista se hizo evidente.

Por último, Osvaldo Jaldo, líder del peronismo bussista cristinista pese a no ser recibido y albertista por lástima, no hace esfuerzo alguno por ocultar como gusta de usar las mangueras de bomberos para regar a sus seguidores con mensajes proselitistas. Con recursos de la Legislatura, va y viene en camiones bomba a donde sea que lo reciban.

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