A media mañana del pasado viernes 15 de enero, el barrio donde vive Alejandro Iriarte se vio alterado por un procedimiento policial que, asegura el entrevistado a Los Primeros, fue sin la documentación pertinente y con un desmedido uso de la fuerza y abuso de autoridad.
“Hubo un operativo policial frente a mi hogar sin ningún tipo de autorización, donde hubo uso desmedido de la fuerza contra la familia de mi vecino. No hubo respuesta de los policías al pedido de la gente para que bajen los decibeles en su accionar. Cuando se llevaban a tres detenidos les grito que ‘no tenían dignidad’ y ochos efectivos se dirigen hacia a mí”, es lo que relata Alejandro.
Al ver que el grupo de uniformados se movían en dirección a él, Iriarte atinó a regresar a su domicilio y cerrar con llave el portón de entrada. “Un oficial me empieza a amenazar que me iba a matar y escupió a mi hermana. Entre los 8 policías forzaron la puerta e ingresaron a mi casa. Levanté las manos y lo primero que hicieron fue estallar los anteojos contra mi rostro y posteriormente comenzaron a golpearme y el que escupió a mi hermana me apretó la tráquea, dificultando mi respiración”, describió la situación.
Alejandro fue llevado a una dependencia policial donde fue tratado por personal del 911, donde lo incitaron a realizar la denuncia por exceso en el uso de la fuerza y le dijeron no había motivos para que haya vivido todo lo que aconteció. El joven realizó una contra-denuncia porque le iniciaron causas penales y asegura que “los golpes físicos no tendrán grandes secuelas, pero está el temor porque una institución pública ingresó a mi hogar y golpeó a mi hermana”.
Fuente: Los Primeros