En medio de conflictos en la provincia: Jaldo prioriza su candidatura y se toma un mes de licencia

El gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, se prepara para ausentarse de la primera línea de la gestión provincial durante un mes completo, en una decisión que pone el foco en la licencia especial que le permitirá dedicarse de lleno a la campaña electoral. A partir de este viernes y hasta el lunes 27 de octubre, día siguiente a los comicios nacionales, Jaldo dejará temporalmente el cargo en manos de su vicegobernador, Miguel Acevedo. Esta pausa, formalizada a través de un pedido amparado en el artículo 67 de la Constitución local y que será tratado en una sesión especial de la Legislatura, deja al descubierto la tensión entre la actividad gubernamental y la contienda política, generando interrogantes sobre la dinámica institucional que regirá en la provincia durante este período.

La licencia, que será sin goce de sueldo según destacó el propio mandatario, busca transmitir un gesto de transparencia y evitar cualquier acusación de utilizar la estructura del Estado con fines proselitistas. “Soy el gobernador y la verdad que quiero salir de mi responsabilidad institucional para que bajo ningún punto de vista se vincule lo electoral con lo institucional. Por eso tomo licencia”, explicó Jaldo, enfatizando su deseo de que su campaña bajo el frente Tucumán Primero se desarrolle en un plano estrictamente político. Durante estos treinta días, el gobernador intercambiará el traje de gobernador por lo que él mismo denominó el «overol de candidato», con la intención de recorrer el territorio provincial y polarizar su discurso contra las políticas del gobierno nacional.

Mientras Jaldo se dedica a la campaña, el poder ejecutivo quedará a cargo de Miguel Acevedo, quien a partir del viernes se mudará a la Casa de Gobierno. Acevedo ha salido a garantizar que la gestión no se verá interrumpida, asegurando que el gran desafío en años electorales es no bajar la marcha del gobierno. “La gestión no va a parar. El gran desafío en años electorales es no bajar la gestión, y en eso estamos comprometidos”, explicó el vicegobernador. No obstante, fuentes internas del gobierno admitieron que se buscará operar en una suerte de “piloto automático”, manteniendo las actividades esenciales pero bajando la intensidad, especialmente a la luz de la prohibición de actos de gobierno que puedan influir en el voto que rige a partir del 1 de octubre. En el Poder Legislativo, la presidencia será asumida de manera subrogante por Sergio Mansilla, quien ya tiene experiencia en el cargo. Este escenario plantea un mes de prueba para la vida institucional tucumana, con un gobernador en licencia y la gestión provincial navegando las aguas de un año electoral particularmente intenso.

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