El Senado, en complicidad con la Prensa, dejó hoy en evidencia que está en marcha el golpe contra Milei

La presidencia de Javier Milei en Argentina se ha caracterizado por una polarización que trasciende el debate político tradicional para convertirse en una lucha existencial por el relato del país. Su estrategia de gobierno, un «shock de ajuste» sin concesiones, no solo ha generado una reacción social, sino que ha activado lo que desde el oficialismo se percibe como una maquinaria destituyente perfectamente engrasada. Esta tesis sostiene que nos encontramos ante un «golpe blando» en desarrollo: un proceso complejo y multifacético orquestado por los poderes fácticos —la oposición política tradicional, los gobernadores y los grandes medios de comunicación— cuyo objetivo final es desestabilizar, deslegitimar y finalmente forzar la salida de un gobierno electo en las urnas. La reciente y emblemática derrota en el Senado sobre la ley de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) no es un mero revés legislativo; es la pieza de un rompecabezas mayor que evidencia la metodología y la complicidad de los actores involucrados.

El Golpe Blando: El Nuevo Manual de la Destitución en el Siglo XXI

El concepto de «golpe de estado» ha evolucionado. Ya no requiere de tanques en la Plaza de Mayo. La herramienta destituyente del siglo XXI es el golpe blando: una estrategia coordinada que busca erosionar la autoridad de un gobierno mediante la obstrucción institucional, la presión económica, la movilización social inducida y, de manera crucial, el dominio absoluto de la narrativa pública. Este marco es esencial para decodificar los eventos actuales. No se alega una sublevación militar, sino una asfixia calculada dentro de los marcos formales de la democracia, pero con una finalidad claramente anti-democrática: negar la gobernabilidad a quien el pueblo eligió.

El Congreso: El Teatro de las Operaciones de la Obstrucción Sistemática

La batalla en el Congreso Nacional es el epicentro donde la teoría del golpe blando encuentra su evidencia más tangible. El caso de la ley de ATN es paradigmático. El Gobierno sufrió otro revés anticipado en el Senado, donde la oposición logró insistir con 59 votos afirmativos, una abrumadora mayoría que aisla por completo al oficialismo. Una vez más, La Libertad Avanza quedó en soledad, un patrón que se repite y que demuestra una férrea unidad de bloques opositores cuyo único denominador común es la oposición a Milei.

Este no es un debate de ideas sobre el federalismo; es una pulseada por el poder. La descripción de que el peronismo conduce el Senado «prácticamente como una escribanía opositora» no es una mera metáfora, sino la constatación de un mecanismo de bloqueo sistemático. Cada veto rechazado, cada ley obstruida, es un mensaje claro: el gobierno no puede gobernar. La estrategia opositora, como se vio con el proyecto presentado por los 23 gobernadores y el jefe de gobierno porteño, busca ahogar financieramente al Ejecutivo y a las provincias leales, creando una crisis artificial de gestión que alimente el relato de incapacidad. La advertencia del ministro de Economía, Luis Caputo, encapsula esta percepción: «El Congreso insistirá hoy en romper el equilibrio fiscal. Todos sabemos a esta altura que lo que están tratando de hacer es voltear al Presidente… Solo quieren recuperar su negocio y para ello están dispuestos a todo». Esta no es una queja retórica; es la denuncia de una estrategia de asedio económico-institucional.

La Complicidad Indispensable: El Amplificador Mediático del Caos

Sin embargo, la obstrucción en el Congreso sería un fuego lento y técnico de no ser por el oxígeno que le proporciona el ecosistema mediático. La «complicidad de la prensa» es el megáfono que transforma una derrota parlamentaria en un episodio de crisis terminal. Su rol se manifiesta en:

  • El Enmarcado (Framing) de la Derrota: La cobertura no se limita a reportar el revés; lo enmarca dentro de la narrativa del «gobierno fracasado e ilegítimo». Se omite sistemáticamente el contexto de la pulseada de poder—el «aumento de 104,7% de los gastos en ATN» propuesto por el propio Milei para 2026 o los $12.500 millones transferidos a provincias— para presentar la imagen de un Ejecutivo derrotado y aislado, negado a ayudar a las provincias. La complejidad presupuestaria se reduce a un relato maniqueo.

  • La Profecía Autocumplida: Los medios no solo reportan la ingobernabilidad; la activan. La cobertura sensacionalista y unánime de cada derrota legislativa envía una señal constante de debilidad al mercado y a la ciudadanía, cumpliendo la profecía de desconfianza que predican. La sesión se convierte en un espectáculo de crisis, minando la credibilidad y la autoridad presidencial día a día.

  • La Legitimación de la Narrativa Opositora: Los grandes medios otorgan una plataforma acrítica a los voceros de la oposición, presentando su obstrucción como una defensa legítima del federalismo, mientras someten a los funcionarios oficialistas a interrogatorios diseñados para extraer sonidos de fracaso y desesperación. El contraste entre la unanimidad opositora y la soledad oficialista, amplificada mediáticamente, refuerza la idea de un gobierno sin piso y condenado al fracaso.

Conclusión: La Línea Delgada entre la Oposición y la Destitución

La narrativa de un «golpe blando» encuentra en el caso de los ATN y en la dinámica congresional un sustento potente. La evidencia muestra una oposición que actúa de manera coordinada y masiva, trascendendo ideologías previas con el único objetivo de bloquear la acción de gobierno, utilizando herramientas institucionales para fines destituyentes. Cuando se combina con un tratamiento mediático que amplifica cada triunfo opositor como una derrota cataclísmica del oficialismo, se configura el escenario perfecto para la teoría del asedio.

La pregunta crucial es: ¿dónde termina la oposición política legítima y dónde comienza la operación destituyente? Para el oficialismo y sus adherentes, la respuesta es clara: cuando la oposición abandona toda propuesta alternativa y su único programa es la obstrucción sistemática para generar caos y desabastecimiento fiscal, con la complicidad activa de un cuarto poder que funge como brazo propagandístico, se ha cruzado esa línea. El objetivo ya no es ganar las próximas elecciones, sino evitar que el gobierno llegue a ellas. El llamado del ministro Caputo a usar «el voto este octubre» como «única y muy eficaz herramienta de defensa» es el reconocimiento de que la batalla ya no se libra en el terreno de las ideas, sino en el de la supervivencia democrática contra lo que se percibe como un golpe de estado encubierto. El juicio final, como en toda gran crisis política, quedará en manos de la historia y de la percepción de una ciudadanía bombardeada por una guerra de narrativas donde la verdad parece ser la primera baja.

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