Cuando las empleadas de la cafetería Edison de Barrio Norte llegaron al bar para empezar su jornada laboral se encontraron con la policía en la entrada y un hueco enmarcado en astillas de vidrio donde debía estar la puerta: a las 5 am, un menor ingresó con una piedra y se llevo la recaudación del día anterior.
A la madrugada, horario en que el bar cierra y la ciudad se mueve lenta, todavía, un niño que ya habría estado robando en otros bares de la zona, según lo que pudo averiguar la dueña del bar, entrevistada por José Inesta, ingresó por la puerta principal, destruyéndola con una piedra, para hurgar en la caja registradora y llevarse la recaudación.
Según parece, las alarmas no sonaron y sólo les quedó el registro de las cámaras de seguridad del local, grabaciones que la justicia podrá utilizar en su investigación.
«Lo que más me perjudica en realidad son los daños que ha hecho para ingresar y la preocupación de que lo puede volver a hacer en cualquier momento porque lo hizo con una facilidad increíble» expresó la propietaria desde el local gastronómico, que funcionaba de la manera más cotidiana posible: después esperar 6 horas para que la unidad de Criminalística de la Policía de Tucumán se presente decidieron abrir igual «tengo que trabajar, no puedo seguir perdiendo tiempo, así que entramos, limpiamos, abrimos nomás».

Aunque ratificó que va a realizar la denuncia correspondiente, aseguró que tiene pocas esperanzas de que vaya a modificar algo su situación actual, dado que el daño ya está hecho y que se trata de un menor de edad. «Es muy angustiante porque por toda la situación que estamos pasando económica es un sacrificio» expresó.