Marisol Frías murió en la madrugada de este jueves en el Sanatorio Parque de San Miguel de Tucumán. Una cirugía de baja complejidad se transformó en el sufrimiento de sus familiares y amigos, que debieron despedirla para siempre luego de más de una semana sin respuestas de parte de la institución médica privada.
Días antes de toda esta pesadilla, y a minutos de ingresar al quirófano, Marisol compartió lo que serían sus últimos chats con sus amigas. En los mensajes, bromeaba y afirmaba tener algo de miedo, pero tenía la firme esperanza de poder tener un hijo una vez culminada la operación.
“Tengo cagazoo”, fue uno de los mensajes que le envió a una de sus amigas. Y, más tarde, el último texto, dirigido al grupo que integraba en WhatsApp: “Muchas gracias, chicas… Dios me diga para poder tener algún día un bebé”.
La intervención estuvo a cargo del director de la Maternidad de Tucumán, el ginecólogo Alberto Agote, nombrado por la ministra de Salud, Rossana Chahla, en mayo de este año. Esta madrugada lo denunciaron por presentarse al sanatorio y amenazar de muerte a dos empleados con un arma de fuego.
Luego del altercado, el funcionario del Gobierno de Tucumán debió tomar licencia de su cargo. Ahora deberán investigarse sus intenciones de ingresar con premura a la morgue en donde se encontraba aun el cuerpo de Marisol, quien además era empleada suya en la Maternidad.