A las 10 de la noche del viernes pasado, el peronismo tucumano dio una muestra más de lo decadente que resulta por momentos su campaña electoral camino a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).
Juan Manzur, gobernador, pero también precandidato suplente a senador de Lealtad Peronista del Frente de Todos, continúa utilizando recursos del Estado provincial para llevar su mensaje proselitista y el de sus compañeros de lista hasta los lugares más recónditos del interior.
Hasta ahora, la postal más marginal que ha dado la campaña electoral manzurista tuvo lugar en barrio El Cruce, de la capital tucumana. Hasta allí asistió Manzur en completa soledad. Sus compañeros de lista ni siquiera posaron para la foto.
De fondo solo figura, por encima del hombro derecho del gobernador, Christian Rodríguez, presidente del Ente de Infraestructura de Tucumán, un funcionario estatal provincial más que debería cumplir sus funciones en lugar de hacer las veces de anfitrión de encuentros políticos.
No queda claro de qué se trató la reunión en la que participó Manzur el viernes por la noche. Estuvo más cerca de ser una reunión familiar, un cumpleañitos, a “un productivo encuentro de dirigentes de la Capital…”.
Un caso similar se dio este último fin de semana en Concepción, en donde el primer mandatario enfocó toda su potencia proselitista este sábado. Desde la mañana hasta la tarde, se paseó como Pedro por su casa en tierras del radical Roberto Sánchez. Allí, además de mezclar gestión con campaña, el gobernador visitó un taller de costura que también funciona como taller de computación con un par de notebooks.