En el oficialismo, cada incorporación se festeja como una victoria. Como remarca La Gaceta, hoy, el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo, “están enfrentados como nunca antes”. Luego de casi una década juntos, Manzur y Jaldo medirán fuerzas en las PASO del 12 de septiembre. Y en el peronismo tucumano, todos saben que no pueden estar en el medio.
Desde el 8 de marzo pasado, en la Honorable Legislatura de Tucumán cuando el jaldismo obtuvo el aval de la oposición, con el nuevo defensor del Pueblo y Manzur quería que Fernando Said Juri Debo, hombre de su confianza, continuara en el cargo. A partir de entonces, la grieta se hizo fuertemente local.
El manzurismo tuvo diez incorporaciones. En primer lugar figuran José y Enrique Orellana, junto a Sandra Mendoza. Le siguen, Roberto Moreno, intendente de Trancas, Marcelo Herrera, intendente de Simoca y Francisco Serra, intendente de Monteros. Julio Silman y Sergio Venegas son los exintendentes de Alderetes y también se suman al manzurismo.
Por otra parte, Carlos Francisco “Cacho” Gómez, exfuncionario del Ministerio del Interior había sido otro de los legisladores que retornó al manzurismo. En los hechos, el titular del Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán Fernando Juri no lo dudó y se quedó con el “conductor” del partido. Los 93 “delegados” que estuvieron en el acto político del Hipódromo y la entrega de una ambulancia para cada comuna rural.
Hace poco más de una semana, Manzur anunciaba en la Casa de Gobierno que el ahora exsupervisor de Recursos Humanos de la Municipalidad de Banda del Río Salí, Luis Peñalba, se sumaba a su equipo. Por último, los alperovichistas Armando Cortalezzi y Alejandro Figueroa.