Falleció el «Gordo» Mario, una leyenda del sánguche de milanesa tucumano

Luego de luchar durante los últimos meses contra problemas renales, el lunes falleció a los 69 años Mario Rivera, más conocido como el «Gordo» Mario, que condujo durante 25 años un negocio familiar que marcó la historia del sánguche de milanesa.

Siempre con la ayuda de su esposa Mimí, la crisis del ’89 lo impulsó a abrir una sanguchería, en la avenida Colón 33. Como ocurrió con otros negocios, el boca en boca puso a sus milanesas entre las más deseadas y, en 1994, se trasladó al pasaje Miguel Cané. 

Con una barra tan larga como la cola de clientes que esperaban en la vereda, el «Gordo» Mario se hizo famoso con dos de sus especialidades: el lomito «salteño» y el «ascensor», sánguche que armaba con los recortes de las otras milanesas. Había que armarse de paciencia para poder conseguirlo.

Al frente de su negocio, siempre estuvo acompañado por su familia. Su esposa y su hija Celeste colaboraban con la cocina y la caja y su hijo «Lupín» voceaba los pedidos y luego los repartía. Eso sí, a los sánguches sólo los preparaba el «Gordo» Mario. 

Los armaba uno por uno. Meticulosamente le sacaba la miga al pan, cortaba las milanesas, les ponía los aderezos, las verduras, acomodaba y cortaba. Cada movimiento era seguido ceremoniosamente por sus clientes, conocedores del ritual y de los placeres de su famosa «milanga». Aunque no estaba escrito, el que sabía esperar tenía su premio.

Ya en 2005 el emprendimiento se mudó a la calle Matienzo primera cuadra hasta que, cansado por la inseguridad, Mario decidió cerrarlo para dedicarle tiempo a su familia, que lo acompañó hasta el final. 

Con sentidas palabras, su hijo lo despidió con una emotiva carta publicada en su Facebook: «Hasta siempre papá, hasta siempre Gordo Mario. En medio del dolor mas grande de mi vida tengo que contarles que el lunes a la noche falleció mi papa, conocido por muchos de ustedes con cariño como El Gordo Mario, producto de una insuficiencia renal aguda con la que luchó por un par de meses que derivo en un paro cardio respiratorio. Por mas que los médicos hicieron lo que pudieron su cuerpo no resistió mas. Fue velado, como era su deseo, en una ceremonia muy intima con amigos y familiares muy cercanos y ayer sus restos fueron cremados. Todos sus clientes y amigos le tenían un gran afecto y se que esta noticia causara casi tanto dolor como el que esta pasando mi familia. Mi papa sufrió muchos años sus problemas de salud y ya se encuentra descansando. Mi dolor personal es incomparable y la tristeza de no poder abrazarlo nunca mas es uno de los dolores mas fuertes que sentí en mi vida. Se que lo voy a extrañar por siempre y que ese vacío no se llenara mas. Pero voy a tratar de recordar todo lo hermoso que era y su risa cada vez que le contaba alguna tontera, los asados familiares, las navidades y cumpleaños y hasta el ultimo helado que comimos juntos en el sanatorio. No paro de llorar hace dos dias, con momentos de lucidez necesarios para poder encargarme de los tramites pertinentes. Pero creo que será un dolor con el que tenga que convivir y un recuerdo con el que tenga que crecer. PD: Fuerzas y gracias a mi hermana Celeste Rivera y a mi vieja Mimí«.

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