Mientras todos los argentinos piensan que Diego Maradona se fue muy pronto, que necesitábamos más de sus escándalos y sus frases genialmente precisas, su maña de generar polémicas profundas, sigue en las horas que sucedieron a su fallecimiento.
En este jueves 26 de noviembre del siniestro 2020, los fanáticos del más grandioso astro que haya tenido el fútbol mundial, del argentino más famoso en la Historia de la Humanidad, sólo tendrán diez horas para despedirse en una ceremonia que se realizará en la Casa Rosada, un espacio cerrado en el que se espera transiten un millón de personas.
Así lo pidió la familia de Diego, después de haber aceptado que sea en ese lugar, y no en la amada Bombonera donde sea despedido el personaje más conocido (y reconocido) por la Humanidad, parido en estas tierras. El Che, Perón o Borges, difícilmente hayan llegado a esos recónditos y masivos espacios populares alrededor del Mundo, privados de educación política o literatura.
Pero ahí, a cada barrio pobre del planeta tierra, sí llegó el fútbol, y con él, el nombre del más creativo, talentoso, escandaloso y eficiente jugador de todo el planeta: Diego Armando Maradona, el Pelusa, el pibe de Villa Fiorito.
Pero ordenemos las polémicas para comprender.
Primero es el momento que vive la Mundo y las decisiones del Gobierno Argentino. Mientras las escuelas permanecen cerradas con millones de alumnos encerrados en su casa, pero también con la prohibición de las aglomeraciones, incluso para despedir a los muertos, el presidente Alberto Fernández anunció que el velatorio se llevaría a cabo en la Casa Rosada, contra todas sus disposiciones de los últimos 9 meses para frenar al Covid-19.
Quizá la mayor contradicción, que no fue expuesta en los medios porteños, es que Juan Román Riquelme ofreció a la Bombonera para la despedida de Diego y el Gobierno porteño decidió que no podía autorizar semejante concentración. Pero, aunque no lo quiera, la concentración también se producirá en Ciudad de Buenos Aires, en la mismísima Casa Rosada, pero bajo techo y no al aire libre como proponía el ex jugador y dirigente de Boca.
La menos preocupante pero más satisfactoria de las polémicas que provocó Diego después de morir, fue la crítica del arquero inglés Peter Shilton: “Diego Maradona had greatness, but no sportsmanship (Diego Maradona tuvo grandeza, pero no deportividad)”, escribió el arquero inglés que fue víctima del gol de “la mano de Dios”, en el histórico triunfo de Argentina frente a Inglaterra en 1986.
La anotación de legitimada por los jueces del partido, pero cuestionadas ante apreciaciones más rigurosas de los videos de ese gol, al final fue anecdótica por el segundo gol que realizó Maradona, considerado el mejor de la historia de los mundiales.
Por supuesto, Shilton en su cuenta de Twitter adelantó un análisis de la cuestión, que se publicará en las próximas horas. “Estaré en GMB mañana por la mañana hablando de las novedades de hoy sobre Maradona, más una entrevista con DailyMailUK. Gracias por los miles de mensajes que he recibido esta tarde”, posteó. En general todos perdieron en la discusiones con Diego, pero siempre les resultó redituables, como hoy seguramente le pasará al ex arquero inglés.
Mientras tanto, en la madrugada de este jueves, miles de personas sin cuidado al contacto (muchos de ellos barrabravas), aguardaban en la Plaza de Mayo para asistir al velorio de Diego para el que se esperaban un millón de personas, y cerca de la medianoche se anunció que sólo duraría 12 horas, de 6 a 16. Cómo se lograría semejante hazaña sin contagios masivos de Covid-19 era muy difícil de predecir en esta madrugada. Era otra polémica, quizá trágica como muchas de Diego. Quizá no.
De todas formas, sobre la madrugada, se pudo ver como Rafael Di Zeo, cercano a dirigentes oficialistas, ex convicto, ex jefe de la barrabrava de Boca, ingresó al velorio a la Casa Rosada, durante los momentos íntimos en los que sólo familiares de Maradona despedían al astro. Así fue. Como siempre en la vida de Diego. Parásitos, delincuentes y genuinos admiradores, se confundieron como si fueran iguales. Pero no lo son. Es sólo polémica.